Dr. Alejandro Piscoya del Perú, encargado del Comité Científico para Guías Clínicas de WGO y futuro presidente de OPGE 2023: “Experimentamos un enorme cambio en el paradigma de la educación médica”
Pese a que aún falta un año para que asuma la presidencia de la Organización Panamericana de Gastroenterología (OPGE), el Dr. Piscoya ya participa en una serie de actividades que ayudarán a levantar realidades sanitarias de nuestra especialidad en la región, así como mantener presencia latina en espacios internacionales que buscan mejorar el entrenamiento de los gastroenterólogos y endoscopistas para un diagnóstico más oportuno.
Con una sonrisa y una cadencia que no se condice con los cargos y la agenda que lleva, el Dr. Alejandro Piscoya nos comenta acerca de su mirada de la educación y del entrenamiento de las nuevas generaciones de gastroenterólogos y endoscopistas de Latinoamérica, y de los desafíos que espera abordar en la OPGE a partir del próximo año.
El doctor Alejandro Piscoya, vicepresidente de la Sociedad de Gastroenterología del Perú, Jefe de Gastroenterología del Hospital Guillermo Kaelin de la Fuente y editor de la Revista de Gastroenterología del Perú, es toda una eminencia en la educación en esta subespecialidad y aunque humildemente comenta que casi “accidentalmente” obtuvo una beca de estudio en La Paz, Bolivia, a través del Colegio Médico del Perú; solo así conoció una oportunidad de aprendizaje que entonces convocaba el Instituto de Gastroenterología Boliviano Japonés (IGBJ) gracias al apoyo de la Agencia Japonesa de Cooperación Internacional (JICA).
Piscoya explica que cuando asistió a su primer curso de entrenamiento en este centro, uno de los más prestigiosos del mundo, nunca pensó que tendría acceso no solo a tecnología de última generación, sino también a convertirse en aprendiz de los más eruditos endoscopistas.
“Era el tercer año en que, gracias a un convenio de la WGO, se otorgaban becas de entrenamiento. Recuerdo que me pareció muy atractivo el hecho de tener dos semanas intensivas de formación junto a jóvenes especialistas de toda Latinoamérica, Centroamérica e incluso México. Mas allá de la técnica, me pareció una experiencia muy enriquecedora el compartir e intercambiar realidades acerca del enfoque de la gastroenterología”.
El especialista destaca que además la experiencia constituía una instancia única para saber cómo los países enfrentaban diagnósticos como la enfermedad celíaca, las Enfermedades Inflamatorias del Intestino (EII) y el cáncer gástrico. “Además de construir lazos de amistad, fue una oportunidad de investigar de forma profunda y de aprender de una manera muy participativa”, sostiene el Dr. Piscoya.
Desde entonces, Alejandro lleva más de 20 años dedicados a la formación de especialistas de la gastroenterología, en tiempos en los que agradece el término de un periodo en que la educación fue muy vertical y autoritaria. “Hoy experimentamos un enorme cambio en el paradigma de la educación médica. El maestro intercambia opiniones con sus aprendices y ese ejercicio en sí constituye un aprendizaje. Se genera una maravillosa retroalimentación basada en la humildad para enseñar, para reconocer errores, para corregir y aprender”, señala el vicepresidente de la Sociedad de Gastroenterología del Perú.
Hoy en día los cursos internacionales congregan a diversas generaciones de especialistas de la gastroenterología y la endoscopía provenientes de Europa, Japón y Estados Unidos. Parte de las actividades incluyen procedimientos que permiten entrenar habilidades y retroalimentar conocimientos de formadores y de aprendices. “Bajo la iniciativa Train The Trainers (TTT) de la WGO, además se incluyen cursos de docencia, en los que aprendemos a enseñar. Y es que no basta con saber de medicina, es muy importante saber enseñar a profesionales adultos, utilizar las tecnologías y saber reconocer los aspectos importantes de una investigación o una publicación médica internacional”.
Piscoya recuerda que en sus inicios, el Dr. Roque Sáenz (Chile), por ejemplo, observó que había una dificultad con el inglés en la docencia, ello considerando el lenguaje técnico propio de la especialidad. “Una cosa es enseñar sobre endoscopías, pero en la docencia es más complicado para quienes no somos nativos. Así nació un programa piloto de entrenamiento docente en español, una experiencia muy útil que permitió anticipar dificultades”, añade.
Con orgullo, el Dr. Piscoya comenta que en el año 2013, alcanzaron una aprobación del 95% en la calidad docente, un estándar muy superior a la media. El especialista asegura que este ejercicio de bajar al docente desde un pedestal históricamente infalible, hizo sin duda de la educación un proceso más eficiente, útil y enriquecedor con beneficio doble, tanto para el educador como para el aprendiz. “Acostumbrado a las jerarquías del ecosistema educacional, viví en primera persona el impacto positivo de otro modelo de educación y formación práctica. Debemos partir por reconocer que somos seres falibles y hay que aprender a reconocer los desfaces con las nuevas generaciones, aceptando que la evidencia está al alcance de todos. En 25 años de experiencia profesional, uno puede haber visto 1000 pacientes y la evidencia te provee la experiencia de 25 mil pacientes. Eso es indiscutible y debemos valorar el trabajo de otros”.
Como miembro de la Academia de Educadores de la American Gastroenterological Association (AGA), el Dr. Piscoya reconoce que nunca se termina de aprender. “Uno como médico lee toda la vida y aprendemos a revisar acuciosamente la metodología de las investigaciones, incluso más allá de los resultados. Si el método falla, no se pueden corregir los errores. Sabemos que incluso reconocidas publicaciones médicas y científicas cometen errores y es importante transmitir este tipo de fallas a los alumnos, para que así aprendan a ser más rigurosos como investigadores y como lectores”.
Alejandro se sonríe al momento de hacer un balance de su historia como educador y concluye: “Tengo la convicción de que la distancia daña la capacidad de enseñar. No es bueno aprender con miedo. Lo más provechoso es trabajar juntos en una mesa y alimentar una relación horizontal entre educador y aprendiz. Las nuevas generaciones son muy digitales y tienen mucho que enseñarnos, ya que somos migrantes digitales. Ambos aprendemos de nuestros aciertos y más aún de nuestros errores. Este desafío permanente me obliga a sumergirme en los procesos analíticos y reflexivos de mis alumnos, para detectar el error y corregir a tiempo”.
Al cierre de esta entrevista, es imposible abstraerse del contexto de la pandemia. Al consultar al Dr. Alejandro Piscoya acerca del impacto del COVID en Perú, él explica: “Al igual que todos, hemos sido golpeados por esta enfermedad. Este escenario dejó al descubierto la realidad de nuestra salud pública. Somos un país emergente que ha crecido en los últimos 20 años y muchos salieron de la pobreza, pero ello no se ha traducido en mejores instituciones, salud y educación. La economía acaparó la atención por mucho tiempo y la pandemia desnudó las inequidades. No tuvimos las herramientas para responder a esta enfermedad, desde el número de camas y ventiladores hasta el capital humano formado para responder a las exigencias. Si bien, rápidamente pudimos mejorar la infraestructura, las personas no se pueden formar rápidamente, lo que puso en valor la importancia de la formación especializada. Debemos resolver la escasez de gastroenterólogos que manejen patologías y sepan procedimientos. La mitad del país no tiene acceso a especialistas de gastroenterología y más de la mitad de nuestros hospitales están en Lima. A ello se suma que nuestros especialistas en endoscopía avanzada se van a Bolivia, Colombia y Argentina, y esa fuga de capital humano valioso debe ser recaptado, ya que nuestro país estamos llegando 10 a 15 años tarde al diagnóstico oportuno de nuestros cánceres digestivos, sin considerar que el cáncer de colon -otrora considerado enfermedad del tercer mundo- hoy está entre los “top 10″ de los cánceres generales y aún no contamos con un programa de prevención”.
La OPGE hoy tiene un asiento en el comité de la WGO y según el Dr. Alejandro Piscoya, este espacio permitirá canalizar preocupaciones y desafíos propios de nuestra región.
Latinoamérica cuenta con centros de formación que nos permitirán mejorar la precisión y la oportunidad en el diagnóstico y para hacer esto realidad, es determinante mejorar el grupo de entrenadores que construyen los peldaños que nos permitirán ascender en esta ruta de perfeccionamiento.